Transformemos esta sociedad que está en crisis
Douglas Antonio Hernández Torres
Graduado de la Ingeniería Informática
Buenos días, distinguidas autoridades que integran la mesa de honor, compañeras y compañeros, amigos, familiares y personas que sintonizan este solemne acto a través de la transmisión en vivo. Muchas gracias por acompañarnos en este día tan importante para nosotros.
Me dirijo a ustedes en representación de todos mis compañeros graduados y graduadas de la Universidad, a quienes extiendo mi más sincera felicitación por concluir, de forma satisfactoria, uno de los ciclos más importantes de la vida. Este día terminamos un proceso de formación que, a través de la academia y la investigación, ha sentado las bases para que nos convirtamos en profesionales comprometidos con la mejora y transformación de la sociedad en la que vivimos.
Desde el inicio de nuestra carrera, la Universidad, a través de su cuerpo docente y profesional, ha velado por nuestro crecimiento académico, brindándonos las técnicas, conocimientos y herramientas para poder desempeñarnos de forma sobresaliente en el ámbito laboral; además de inculcarnos valores humanos, éticos, y conciencia social en las diferentes materias que cursamos. Por todo ello, por acogernos y guiarnos, damos gracias a la institución, a su cuerpo académico y personal administrativo.
El camino no ha sido fácil. Durante la carrera, todos nos topamos con dificultades (materias, exámenes, proyectos, etc.) que nos hicieron creer que no podríamos avanzar y que nos estancaríamos en nuestro progreso. Hoy sabemos de nuestra capacidad de levantarnos, aprender, seguir adelante y no caer derrotados, incluso ante situaciones que van más allá del ámbito universitario, como aprietos económicos, pérdidas o problemas familiares, enfermedades, violencia social. Comprendemos lo complicado que ha sido este recorrido, y compartimos la satisfacción y el gozo que hoy sentimos por el triunfo obtenido.
Otro factor que nos ha cambiado tanto la forma en la que entendemos nuestra vida como la educación que recibimos ha sido la pandemia. Veníamos acostumbrados a un sistema totalmente presencial, con clases y laboratorios en salones, evaluaciones tradicionales y un trato más personal entre educandos y educadores. Ahora, con el cierre de las instituciones educativas, docentes y estudiantes han hecho un esfuerzo significativo para no perder o retrasar el proceso de aprendizaje ya iniciado. Es de reconocer este esfuerzo de adaptación acelerada a una metodología que, aunque se empezaba a implementar, no estaba normalizada en el día a día. Debemos dar gracias a todos los docentes por adaptar sus cátedras y garantizar el correcto aprendizaje de todos nosotros.
Como último punto, quiero hablarles sobre nuestro compromiso, como graduados, con la sociedad. Probablemente, al día de hoy, muchos trabajamos en alguna empresa o institución, empezando a acumular experiencia y a crecer como profesionales en el área que ejercemos. Más pronto que tarde lograremos ascender a puestos altos, donde podremos tomar decisiones que cambien el rumbo de algún proyecto o el enfoque de la organización en la que nos encontremos.
Con independencia de la posición en que nos encontremos, siempre recordemos la frase de san Ignacio de Loyola: “En todo amar y servir”, y hagamos la diferencia, cuestionemos, no solo veamos el beneficio individual, no atropellemos los derechos humanos, pensemos en los impactos ambientales que causamos, busquemos siempre aportar algo a nuestro entorno, fomentemos valores humanos y transformemos esta sociedad que está en crisis, no solo económica, sino también política, social, cultural e ideológica.
Para finalizar, me gustaría citar una frase que me ha marcado desde mi adolescencia y creo que nos permitirá a todos reflexionar sobre nuestro compromiso con la sociedad en la que vivimos. Se trata de un fragmento del último mensaje que sir Baden Powell, fundador de los Scouts, dejó al movimiento antes de partir, el cual dice:
Tratad de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontrasteis; de esa manera, cuando os llegue la hora de morir, podréis hacerlo felices porque, por lo menos, no perdisteis tiempo e hicisteis cuanto os fue posible por hacer el bien.
Muchas gracias.