Centésima segunda graduación de la UCA

 

Seamos luz

 

Jacqueline Georgina Escobar Pacheco
Graduada de la Licenciatura en Psicología

 

Autoridades institucionales, graduados, apreciados invitados y equipo gestor del evento, muy buenos días. Para nosotros, el estar reunidos aquí este día, sentados a la par de dos de nuestros seres queridos, no ha sido fácil. Ocupar un asiento aquí, en el Centro Polideportivo, no solo significa haber culminado nuestros estudios universitarios, sino haberlo hecho enfrentando un fenómeno global que ha sido, en mayor o menor medida, difícil para todos.

Un fenómeno que nos hizo recordar el valor imprescindible de la convivencia humana: el poder abrazar a nuestros seres amados y compartir con quienes pintamos de alegría y paz nuestros días. La pandemia nos ha recordado, además, el privilegio que tenemos de acceder a estudios superiores en formatos digitales y virtuales en un país donde costearse conexión a Internet y, más aún, educación universitaria es impensable para muchos y, especialmente, muchas salvadoreñas.

Es este, pues, un excelente día para celebrar y agradecer por el regalo de la vida. Y para recordar que debemos transformar esa gratitud en un compromiso que nos movilice diariamente a ejercer de la mejor manera nuestra profesión, para generar y mantener realidades más humanas, justas, inclusivas y sostenibles, tanto en el ámbito individual como en el estructural. Más aún cuando nuestro accionar influya en la realidad de los grupos históricamente violentados y marginados. Como Ignacio Martín-Baró nos recuerda, el bienestar personal de quienes forman parte de esos grupos requiere la abolición de aparatajes ideológicos y socioeconómicos deshumanizantes. Si un estudiante UCA no reconoce a esos grupos es porque conscientemente decide ignorarlos.

Con la obtención de nuestro título académico se nos abren nuevas oportunidades, responsabilidades y retos. Al enfrentarlos, debemos recordar aquello que nos motiva a seguir día con día, y decidir, con determinación, ponerlo al servicio no solo de nuestros hogares y seres queridos, sino de aquellas personas que necesitan con prontitud nuestro esfuerzo.  Así como la persona que nos ayudó a estudiar cuando no comprendíamos un tema o la que nos compartió su hombro para sostener nuestro cansancio y tristeza, o quien con una broma y una sonrisa nos hizo más liviana la virtualidad y el inevitable aislamiento fruto del encierro pandémico, seamos luz para quien necesite de los conocimientos adquiridos en nuestro paso por la Universidad. Que el prestigio de la misma se evidencie en nuestra calidad humana y orientación al servicio, para que así la historia martirial de la UCA brote en vidas profesionales que logran materializar el Reino de Dios en El Salvador.

Es este un buen momento para agradecer a cada una de las personas que han contribuido a este logro, y con amor y gratitud abrazarlos desde el pensamiento. Agradezcamos a nuestras madres y padres, quienes para muchos no solo han significado sabiduría en los momentos difíciles, sino sostén económico para obtener el título; a nuestras parejas, quienes nos recuerdan que el amor es una fuerza natural poderosa que transforma y crea vínculos de comunicación más sanos; a nuestros compañeros, colegas, amigos y hermanos del alma, quienes han sido apoyo, guía, esperanza, muchas veces incluso hogar y, en general, cómplices de esta aventura que es la vida.

Agradezcamos también de manera especial a cada profesor, profesora e instructores, que con su vocación por la enseñanza dejaron huella en nuestro proceso de formación; y a quienes ya no están físicamente entre nosotros, pero cuyo legado y amor llevamos en nuestras más íntimas memorias.

No quiero finalizar mi discurso sin felicitar a los graduados UCA de 2020, cuyo acto de entrega de título tuvo que ser adaptado a las circunstancias sanitarias propias de aquel momento. Estas palabras también son para ustedes.

Y, por supuesto, demos gracias a Dios, la energía universal dadora de vida, por permitirnos celebrar hoy una meta cumplida. Que así como esta, la meta de una sociedad más humana e incluyente sea realidad, no una utopía. Compañeras, compañeros y compañeres graduados, muchísimas felicidades.

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Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
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